12 de diciembre de 2009

¡INFRACTOR!


Resulta que voy a la mañana muy temprano a una oficina donde antes trabajaba. Parece ser en el centro. Llevé mi computadora a esa oficina, no sé para qué. El tema era que tenía que estar antes de las 9, antes de que llegue la gente. Una especie de misión secreta medio compulsiva.

Salgo de la oficina sin que nadie se percate de mi presencia. Busco el auto. ¿Dónde lo dejé? Creo que en el garage del mismo edificio, que a esta hora ya está vigilado y cierra su portón. No voy a poder sacar el auto sin avisar al vigilante privado. O tal vez lo dejé en otro lado. Camino un par de cuadras, ya hay bastante movimiento de tráfico acá en zona norte (¿Munro, tal vez?). De lejos veo mi auto mal estacionado, para variar, en una ochava, con las balizas prendidas. ¡Claro, ahí lo había dejado! Me parece distinguir que ya tiene pegado el gran cartel rojo de "INFRACTOR". ¡Otra vez, la puta madre!

Comienzo a acercarme y veo la grúa de la municipalidad que está enganchando mi auto para llevarlo. Corro desesperadamente para detenerlos; en cámara lenta, por supuesto (hay clichés de género que no conviene romper nunca). El que maneja la grúa me ve. Mientras corro hacia ellos le hago señas de "¡ey, soy yo, el dueño del auto, ya estoy acá, no vas poder llevártelo!". Tengo entendido que mientras el dueño esté arriba o cerca del auto, no se lo pueden llevar, aunque no me consta. Bueno, a este tipo tampoco le consta. Se lo lleva igual. El camioncito pasa delante mío con mi auto arriba. Me invade una sensación de angustia y frustración.
Me parcato de que cerca mío hay un poli grandote observando toda la escena. Obviamente me descargo con él, le digo que cómo puede ser, que el tipo me vio que yo llegaba, que le hacía señas desesperadamente, que no había lugar para estacionar en ningún lado, que yo vine tempranito en el horario en que se podía estacionar, que vine por una entrevista de trabajo porque estoy desocupado y mirá en qué termina todo... hasta me salen unas lágrimas, mitad para conmoverlo (no era ninguna entrevista laboral, salió mi lado femenino). El tipo solo pone cara de "aham, quéselevacer, te entiendo, pero vos estacionaste mal..."



Acto seguido me encuentro hablando con una amiga a la que no reconozco (tal vez es el mismo poli devenido en amiga) que me ayuda diciéndome que su novia trabaja en el tribunal de faltas, que hable con ella. Me dice esto mientras estamos entrando al mismo tribunal. Tardo en caer que dijo "novia". Pienso "mirá vos, así que eras torta..." pero actúo con total naturalidad ante la revelación.

Aparece su novia, una mujer madura digamos, que no me queda claro si es sólo empleada administrativa, secretaria de juez, o jueza directamente. Me habla como que ya leyó el expediente, ya sabe la situación y me dice que tengo que abonarle $50 por el trámite. Le pregunto si eso incluye la multa, y/o el costo del translado de la grúa, y toda esa sanata que siempre me cobran. Me dice que es por el costo de no sé qué administrativo, que luego tengo que ir a la playa donde tienen los autos a retirar el mío, que si ahí me cobran algo o no, no depende de ella. Hasta ese momento me parecía que todo se arreglaba felizmente, pero en ese momento empiezo a darme cuenta de que algo no va bien. Le doy los $50 mecánicamente, sin entender para qué, y le pregunto si me da un comprobante, para poder presentarlo después en la playa de estacionamiento. Me mira como diciendo "uf, qué pesado, ¿para qué querés un recibo, salame?", pero igual me entrega un tickecito de caja registradora, de esos que no dicen nada salvo el importe. Me doy cuenta de que me cagó, que me cobró una cometa para nada, ni siquiera me solucionó el problema.

Mientras voy saliendo, frustrado, me cruzo con mi amiga, la de antes, que ahora es mi ex pareja, la loca. De pasada le cuento lo que me acaba de pasar con su madre, la jueza. Sí, es su madre. Al cruzar la puerta de salida oigo que detrás mío, adentro, mi ex estalla en un escándalo de reclamos a su madre: gritos, llantos, peleas... lo de siempre.

Conclusión 1:
Hay un deseo fuertemente reprimido; debo darme el gusto y comprarme esa notebook.

Conclusión 2:
El blog está empezando a influenciar mis sueños.

2 comentarios:

  1. ¿Sabés qué es lo que más me llama la atención de este post? Que no usás el imperfecto para contar sueños. Usás el presente, que es de uso frecuente en este tipo de relato (como el imperfecto), y el otro pasado (perfecto simple o indefinido), y queda bien!
    Ah, lo tengo que decir: no entendí la segunda conclusión.
    L.

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  2. Me preguntaba si no estaré soñando para el blog. Sería como un sueño por encargo, no espontáneo. Pero en realidad sólo me lo preguntaba.
    No entendí algo: si el presente es frecuente en estos relatos ¿por qué te llama la atención?
    Y confieso que ya no me acuerdo cuál pasado es cuál. ¿Me pondrías ejemplos de lo que decís, usando frases de este post?

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