7 de diciembre de 2009

¡Cuidado con el pelo!



Allá por el año 98 yo era el guitarrista de en un grupo pop/rock. Solíamos ir de gira por el litoral (Misiones, Corrientes, Chaco, Formosa).
Una vez tocamos en Iguazú, Misiones. El show fue en un boliche, no había mucho público. Digamos que fue un show tranqui. Como era habitual, había un grupito de chicas que se nos acercaron después. Generalmente tenían intenciones de conocer a Marcelo, el segundo guitarrista, el más joven del grupo, simpático, fachero y encargado de extraer los gritos desesperados de las adolescentes. 
Pero esta vez había una rubia ahí con su amiga, o no sé con quién estaba, no importa. El hecho es que noté que estaba dispuesta a darme bola. Esa noche yo estaba decidido a no preocuparme por saber si yo le interesaba especialmente; fui directo al grano.
La chica era bastante linda, con algún defecto visible en los dientes que ahora no recuerdo (probablemente le faltara alguno), pero en general bonita. Charlamos dos palabras, al ratito estábamos apretando en un rincón del boliche, y poco después yo estaba desesperado preguntando por las llaves de la camioneta del manager, para llevarla al hotel donde parábamos con la banda. La movida tenía que ser medio a escondidas porque ya se sabe: pueblo chico... Ella no quería que nadie conocido la viera entrar al hotel conmigo. Tenía unos 20 años, no recuerdo su nombre (admito que durante un buen tiempo lo recordaba, pero pasaron tantos años que obviamente ni ella se acordará de mí).
Por supuesto al llegar a la recepción, el conserje la saludó con cara de conocidos, pero parece ser que todos se conocen, al menos de vista.
Al rato estabamos recostados en mi cama del hotel.


Era un hotel medio pelo, como los que solían conseguirnos para alojarnos en las giras. Teníamos habitaciones compartidas, generalmente de dos o tres camas. Por lo tanto, para estas aventuras teníamos que organizarnos para ver quién usaba la habitación. El que llegaba después tenía que ir a otro cuarto, y otros quedaban afuera esperando. Era complicado, a menudo había que golpear la puerta para ver si alguien había llegado primero, o bien pedir la llave de la otra habitación. Como sea, esta vez me tocó primero a mí, llegué antes que los demás. Ya estaba amaneciendo.
Recuerdo que la previa fue bastante rápida, no dimos muchas vueltas, hasta que la situación, los cambios estratégicos o circunstanciales de posición fueron favoreciendo la ubicación de su cara cerca de mi virilidad.
Ahí ella se detuvo. Me miró con cierta vergüenza y me dijo: "nunca hice esto antes".
Creo que le dije "no importa, está todo bien" o algo así. Lo que recuerdo bien es que acto seguido de ese breve diálogo, hizo una tarea tan magistral como muy pocas veces en mi vida disfruté. Yo pensé: "si ésta es tu primera vez en el sexo oral, ya deberías estar dando clases en la universidad".
El resto del encuentro fue lindo y la pasamos bien. Ella me decía cosas que me hacían sentir como un toro, lo cual es raro que me suceda en estas relaciones apresuradas.
Lo simpático fue el cierre, el úlitimo acto de la obra. Yo venía muy embalado, estaba encima de ella y tuve el impulso de darle un final porno al encuentro, así que le apunté
a su rostro, justo antes del orgasmo.
Ella tuvo una reacción curiosa: instantáneamente se tapó la cara con las manos. Yo entendí en el momento que lo mío había sido un exceso de calentura, un impulso fuera de lugar, y que ella se protegió cuando vio lo que se venía. Pero sus manos no la tapaban por completo. Se cubría en forma extraña, como por alrededor de la cara.
Yo estaba desconcertado y le pregunté algo como: "¿Te molesta?
".
Me respondió: "No, no es eso. No me manches el pelo, por favor."
Ahí entendí que sólo se estaba protegiendo el cabello.

Hubiera querido volver a verla alguna vez. Sospecho que tenía un sentido del humor muy refinado, y un talento para el amor que merece más que este breve capítulo.

2 comentarios:

  1. Con esto de que no puedo acceder a Facebook desde el laburo, últimamente paso muy rápido por la red social. Curiosamente, el sábado o ayer domingo me pareció leer yoaberel.blogspot.com. Recién hoy entro, advertida por algún clic de acá a Espectadores.
    Toda esta introducción para desearte suerte en/con la blogósfera. :)
    ¡Saludos!

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  2. María, gracias por tu visita, es un honor! Todavía no hay mucho para leer acá, pero espero que pases cada tanto.

    besos!

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