8 de octubre de 2012

La profe de Yoga

Yo:
¿Te acordás de la profe de yoga? Que la tengo en el msn, la que estaba buena... ¿te acordás?
Bueno, resulta que esta semana no fui a yoga, le avisé que no podía. La verdad es que estaba con quilombos y además no tenía plata.
Y hoy la saludé por el msn, algo de rutina, "hola, qué tal", nada más. Me contestó como siempre "Holaaaa!!! Cómo estás???" Y yo: "Bien, bien, y vos?"
Ahí ella me dice: "¿Puedo saber por qué no viniste esta semana? Si me queres contar..."
Le respondí así impreciso, que estaba con algunos despelotes personales y económicos, pero que todo bien para la semana que viene. Siempre con amabilidad.
Ella: "Bueno, si necesitás charlar o algo, decíme, todo bien".


¡Epa!
Ahí le respondo: "Me encantaria charlar, pero fuera del contexto de la clase de yoga".
Bueno, pasan minutos, más minutos, sin respuesta.
Me fijo, sigue ahí, no está ausente ni nada. Pasan... no sé, como quince minutos, tal vez fueron cinco, pero para mí fue mucho. Nada, sin respuesta.
Hasta ese momento había venido todo ping-pong, a ritmo normal. Y cuando dije eso último, no respondió por largos minutos.
Entonces no aguanté y me mandé, le digo: "Perdón, ¿dije algo incómodo?"
Sabía que no tenía que abrir la boca yo, pero ya me conocés.
Al rato me responde, finalmente: "Todo bien, mientras no te confundas (aclaro por las dudas)".

¡Uuuuuuh! ¡Andate a la reconcha de tu madre! ¡Sopapeame el soplete!
Bueh, ahí pensé unos segundos y le dije seco "Ok, en otro momento hablamos, estoy con mucho trabajo", y la bloqueé.
¿Qué carajo pretende? Si yo nunca le tiré la más mínima onda.
Ella siempre me decia "Bueno lindo, bla, bla". O me saludaba "Holaaaaa, cómo estaaaás??". O me decía "Gracias por preguntar cómo estoy!".
Yo no digo que me estuviera tirando onda, no soy boludo, pero me parecía copada.
Me pregunta por mis problemas, si quiero charlar... eso va más allá del yoga ¿o no?
Es decir, no es que le respondi "¡Ah, trola! ¡Querés poronga!". No.
Creo que fui correcto, sin irme de mambo, acorde a su ofrecimiento: "dale, charlemos, pero fuera de la clase". Léase: "me encantaría charlar, pero no me vas a cobrar por eso como si fuera una clase. Si quiero pagar, pago un terapeuta. Quiero charlar con vos, pero de onda, no de lástima ni como terapia".
Y la verdad, puede ser de onda, de amigos, no tiene que pasar algo. Tampoco lo pensé realmente. Más allá de que la mina esté buena y sea copada. No le dije "¿vamos a coger?" Ni siquiera la invité al cine.
¿Tengo razón?

Mr. T:
Sí, pero es ese paraguas argentino, que creen que te las queres coger a todas (que por lo pronto es verdad, pero bueh).

Yo:
Bueno, que lo piense si quiere, pero que se guarde la aclaración!! Que lo maneje como un adulto, tiene 33, por ahí. O sea, esa aclaración estuvo desubicada. "No te confundas". Debería habérselo dicho, que estuvo desubicada, pero solo le dije que estaba con mucho trabajo, que en otro momento hablamos, y la bloqueé. Una reacción infantil, lo sé.

Mr. T:
Se comportó como la mayoría de las argentinas lo haría.
Un conocido que había estado en Madrid me contaba que se estaba parlando a una española con toda la parafernalia de labia a pleno, la mina estaba buenísima. La gallega le dijo "Tío, si lo que quieres es follar, dílo y ya!". El pibe se sintió tan agredido que la plantó. Sintió mucha vergüenza.

Yo:
Y sí, pierde el encanto.

Mr. T:
No! Ahí está el error, ves que estamos configurados por una idiosincracia pacata?
Porque yo también pienso lo mismo, que quita el encanto.

Yo:
Es que uno no quiere meter la pija en un agujero. Quiere coger con una mina, digamos, hacer el amor.

Mr. T:
Ahí está el error: hacer el amor.
Nos criaron con todas esas pelotudeces, y yo me enamoraba como un pelotudo cuando me abrían las gambas, porque yo estaba "haciendo el amor".
Como dice el filósofo Cordera (alias Peter Gabriel): "coger no es amor".

Yo:
Ok, estoy de acuerdo, pero coger tampoco es meter la pija en un agujero. No quiero coger con un muñeco.

Mr. T:
La mina cuando le dice eso le tira a la mierda toda su argentinidad y lo deja en pelotitas en la Plaza de la República.
Pero guarda: porque el actuó como si hablara con una argentina, y ahí está el problema: uno tiene que remaaaaaaaaar y remaaaaaaaaaar...
La cuestión es que el muchacho se perdió de cogerse a la gallega.

Yo:
Y bueno, pensalo así: tal vez el pibe quería coger estilo argentino, con chamuyo incluído, con la sensación de haber hecho el levante, con el premio al langa. Si era tan lineal, tan fácil, no tenía gracia.
Si no, ¿para qué nos bañamos? ¿para qué nos cortamos el pelo? ¿para qué leemos libros, si no es para tratar de parecer un poco más inteligentes?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario